El Renacimiento es un movimiento cultural que surge
en Italia en torno al 1400. Marca el salto de la época Medieval a la Edad
Moderna y trae consigo una gran transformación cultural, no sólo de las
artes, sino también de las ciencias, de las letras y de las formas de
pensamiento.
El
Renacimiento se caracteriza por el rechazo de muchos de los principios del
conocimiento medieval y por la admiración de antigüedad grecorromana. Pretende
recuperar el saber clásico, en el que busca una nueva escala de valores para el
individuo. Frente a la sociedad medieval, en la que todo giraba en torno a la
idea de Dios, durante el Renacimiento, el hombre pasa a ser el centro del
universo. Emplea la razón como fuente del conocimiento y busca la verdad a
través de la reflexión personal y de la investigación.
Los
rasgos esenciales son el redescubrimiento de la cultura clásica griega y
romana, el Humanismo y el antropocentrismo. El arte renacentista girará en
torno al ser humano, pero eso no significa que deje de ser religioso, sino que
además de la Iglesia, aparecerán nuevos mecenas como, por ejemplo, los ricos
comerciantes o la monarquía.
Gracias
al nuevo mecenazgo, el arte deja de desempeñar exclusivamente funciones
religiosas y aparecen nuevos géneros y temas como los retratos, el desnudo, el
paisaje o los cuadros mitológicos. Y además de iglesias, también se construyen
palacios, ayuntamientos, universidades, etc.
El
artista, que durante la Edad media era considerado como un artesano, empieza a
ser valorado por su dimensión intelectual y sale del anonimato. Ya no se valora
el arte sólo por su utilidad, sino que se busca en él la belleza. Las obras de
arte dejan de ser objetos que tienen que cumplir necesariamente una función y
pasan a ser considerados objetos autónomos. Esta nueva concepción promoverá el
coleccionismo.
Etapas
El Renacimiento surge en Italia en el siglo
XV de la mano del Humanismo, mientras que en el resto de Europa perdura el
gótico tardío medieval. Distinguimos dos etapas dentro del Renacimiento
italiano, la primera, en el siglo XV, denominada Quattrocento, y el
Cinquecento, en el siglo XVI.
Por Europa se difunde en el siglo XVI, y
aunque seguirá los modelos del Renacimiento italiano, al salir fuera de Italia,
sufre las influencias de las distintas regiones, por lo que en cada país tendrá
personalidades distintas.
En Francia, por ejemplo, se difunde
rápidamente gracias a la actitud del monarca Francisco I. Pueden distinguirse
dos periodos: uno en el que perduran las estructuras góticas con ornamentación
renacentista y otro, en el que se dejan las estructuras medievales y se pasa a
las romanas del renacimiento.
En
España se desarrolla en tres fases. El Plateresco, caracterizado por una
abundante ornamentación muy minuciosa de influencia florentina y lombarda. El
periodo greco - romano, durante el reinado de Carlos I, que da mayor relevancia
a lo arquitectónico, a las estructuras y elementos constructivos empleados en
Grecia y Roma. Y el periodo Herreriano, que se centra en la estructura y deja
de lado todo tipo ornamentación.
EL
ROMANTICISMO
El Romanticismo es un movimiento
cultural que se desarrolló, fundamentalmente por Europa, durante la 1ª
mitad del siglo XIX.
Nació como reacción a las
ideas del neoclasicismo, que se habían impuesto durante el período de la
Revolución Francesa y Napoleón.
Tuvo su origen en Alemania,
posteriormente se extendió por otros países, como Francia. Estuvo estrechamente
relacionado con el nacionalismo. Según los románticos, los
pueblos tienen derecho a la libertad, al respeto de sus raíces,
de ahí que se posicionaran en contra de las invasiones napoleónicas.
En lugar de la razón, la norma y las fuentes
de inspiración de Grecia o Roma, el Romanticismo ensalzó la libertad
individual de artista, la sensibilidad, las emociones
y la imaginación. Volvió su mirada a la Edad Media
y a Oriente como fuentes de inspiración.
El romanticismo tuvo presencia en numerosas facetas
culturales, así se expresó a través del arte, la literatura
y la música. El arte romántico brilla especialmente en la pintura.
En ella la naturaleza es la protagonista, utilizando libremente la luz, el
color y el movimiento
Mismo periodo en otras
culturas.
El arte de los otomanos
Con la
conquista del imperio mameluco en 1517, los otomanos gobernaron el Estado más
poderoso en el mundo islámico.
El reinado
de Solimán (popularmente conocido como "el Magnífico" o "El
diputado de la"), a menudo considerado como una "Edad de Oro",
fue definida por la expansión geográfica, el comercio y el crecimiento
económico, así como la actividad cultural y artística. La edad de Solimán (r.
1520-66) fue testigo del apogeo del arte y la cultura otomana. Entre los logros más
destacados de este período fueron las mezquitas y los complejos religiosos
construidos por Sinan (1539-1588), uno de los arquitectos islámicos más
celebrados. Cientos
de edificios públicos fueron diseñados y construidos por todo el imperio
otomano, que contribuye a la difusión de la cultura otomana. En el período que siguió a la
muerte de Solimán, la actividad arquitectónica y artística se reanuda en los
clientes de la familia imperial y la élite gobernante. Comisiones continuó fuera de
la capital imperial, con muchas fundaciones pías establecidas en todo el reino.
Durante finales del siglo XV y XVI, la evolución se produjo en todos los ámbitos artísticos, con los de la arquitectura, la caligrafía, la pintura de manuscritos, textiles y cerámica, siendo particularmente significativa. Aparte de Estambul, varias ciudades de las provincias también fueron reconocidos como los principales centros artísticos y comerciales: Iznik era muy conocida por la cerámica, en Bursa para las sedas y los tejidos, en El Cairo para la producción de alfombras, y Bagdad para las artes del libro. Otomano cultura visual tuvo un impacto en las diferentes regiones que gobernaba. A pesar de las variaciones locales, el legado de la tradición otomana del siglo XVI artística todavía se puede ver en los monumentos desde los Balcanes hasta el Cáucaso, desde Argelia hasta Bagdad, y desde Crimea a Yemen, que incorporan elementos de la firma, tales como cúpulas hemisféricas, lápiz delgado minaretes con forma y los tribunales cerrados con pórticos abovedados.
China
En la pintura tradicional china se marca una
diferencia entre la semejanza del aspecto exterior de los elementos naturales y
la verdad interior de la pintura, que supone una perfecta integración de la
forma y el contenido. El artista chino nunca pinta un espectáculo, sino un
estado del alma.
Una diferencia fundamental con la pintura
occidental es la ausencia total de perspectivas en los paisajes chinos.
Los pintores han rechazado el uso de la
perspectiva, porque ésta abarca solamente lo que puede ser visto desde un único
punto.
En la Dinastía Yuan (siglo XIII) se realizó
una estrecha unión entre la pintura y la caligrafía. El estilo Ni Zan, cuya
obra es muy intimista y personal, representa el tipo ideal del pintor letrado.
Luego se hizo una clara distinción entre dos
estilos de pintura. Uno caligráfico, personal y subjetivo, a cuyo estilo
pertenecen las obras de los "individualistas" del siglo XV, y otro
más académico, ecléctico y, sobre todo, decorativo que fue llamado "pintura
cortesana" y que estaba especializado en cuadros de pájaros y flores y
escenas de la corte, típicos de la pintura de la Dinastía Qing (siglo XVIII).
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